Este es el segundo álbum de estudio del cantautor británico Sam Smith, luego de tres años de su exitosísimo debut con “In the lonely hour” que cautivó a millones alrededor del mundo. Ahora, mucha agua bajo el puente ha pasado, y nos adentraremos en lo que tiene para ofrecernos este 2017.
En “The thrill of it all” (algo así como “la emoción de todo eso”) justamente no encontramos mucha emoción; aparte de los pianos tristes y bien simples que adornan varias canciones, las cuales no alcanzan a llenar el espectro creado por su anterior trabajo.
No encontramos el corazón que tienen otros artistas de la talla de Smith, como Adele o Joss Stone, porque aquí lo único que realmente resalta es su calidad vocal –indiscutible por lo demás –en contraposición de una pulida, pero sosa instrumentación.
Y que no se me malinterprete. “The thrill of it all” no es un bodrio como lo último de Maroon 5, sino que simplemente su gran voz debería ir acompañada con algo más de calidad musical, y quedé con un sabor de boca apenas algo sabroso, a medias, sin riesgos ni sorpresas.
De todas maneras –o debido a lo mismo –es un setlist de composiciones que acompaña bien, de fondo, sin molestar al ser plano y sin exabruptos, y por lo menos se deja escuchar con facilidad, sobresaliendo algo la canción que le da el nombre al álbum y Midnight train.
